martes, 30 de junio de 2009

ENTRE LA COHERCION Y EL CONSENSO

Gramsci, un teórico italiano del marxismo planteaba que es necesario para la conquista del poder y su mantención moverse entre la coherción y el consenso, o sea en aquellos países en que la correlación de fuerzas es desfavorable hay que buscar los consensos. Por el contrario donde se tenga la mayoría hay que emplear la coherción.

En Chile tuvimos dos experimentos que pueden ser vistos desde la perspectiva gramsciana. El experimento de la Unidad Popular en los setenta abortado por el golpe de estado, y lo que actualmente vivimos que es la presencia de la Concertación, elenco gobernante en los últimos 19 años.

En el primer caso, lamentablemente para los partidarios de la UP no habían leído a Gramsci al parecer ya que les faltó obtener la mayoría del consenso social, y por el contrario se empecinaron en "avanzar sin transar" y en acelerar el proceso, aún cuando una amplia mayoría, hacia 1973 repudiaba el experimento allendista.

Si bien es cierto el advenimiento de la Concertación democrática en 1990 se produce en un contexto histórico distinto el llamado sector progresista entendió que era necesario incluso para la gobernabilidad buscar los consensos con la oposición, que además era y sigue siendo tributaria del autoritarismo.

Lamentablemente dentro de la propia concertación, y con el correr del tiempo ha surgido una nueva tendencia que retoma la lógica de la coherción y busca sus propios caminos. Es el caso de Marco Enríquez Ominami y su padre el actual senador Carlos Ominami. Ellos han provocado una ruptura que amenaza con entregar el poder formal a la derecha.

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