jueves, 14 de julio de 2011

LA DEMOCRACIA EN QUE VIVIMOS...(una sábana)


“Democracia en Grecia antigua: Creen que un huevón se paraba en la Asamblea y decía… yo opino compañeros…ándate a la mierda”… - Coco Le Grand, “No vote por mí “,1989.

La expresión anterior refleja en gran medida lo que ha ocurrido en Chile luego del experimento autoritario y del regreso a un sistema en apariencia democrático. Cuando hablamos de en apariencia, lo sustentamos en el hecho que al cabo de 17 años del regreso al sistema de elecciones, libres, secretas e informadas, lo que en verdad se ha consolidado en el país es un sistema de elites que luchan fundamentalmente por mantenerse en el poder. Si consideramos que hace casi cien años la situación política, social y económica era idéntica a la de ahora, podrá el lector comprender porque Chile, a pesar de su apertura económica y de las grandes ganancias de los grupos empresariales, en su mayoría extranjeros, la democracia, como forma de vida, como sistema que garantiza a todos un mínimo de subsistencia, no es “tocada” por millones de ciudadanos, que lejos de alcanzar los niveles de vida para “ comer, subsistir, crecer, educarse y bien morir”, cada día son marginados, y sus insumos no llegan a procesarse en el sistema. La democracia, como la definió alguna vez el humilde leñador de Norteamérica, como gobierno del pueblo por y para el pueblo se aleja cada día más de ese ideal.

¿Qué ha pasado en Chile en 17 años para tener una visión tan pesimista de la situación?

Primero, la transición de un gobierno dictatorial a uno elegido, ha durado prácticamente todo el período. Quienes hablaron de los enclaves autoritarios debieron convencerse con el correr del tiempo que tales nichos se han consolidado, sino en la Constitución, en la vida diaria. No pudo la Concertación de Partidos por la democracia, o no quiso, imponer sus conceptos e ideas para modificar el esquema heredado y descubrió a poco andar que no era del todo malo aquello de la democracia de los acuerdos, el sistema binominal, el neoliberalismo, con una fuerte presencia privada, y al margen del Estado. Si pudiéramos decirlo de otro modo, quienes combatieron a Pinochet se iluminaron luego de un tiempo ostentando el poder formal, y cual modernos bodisatvas comenzaron a predicar y a practicar el neoliberalismo que venía de atrás para hacerlo su propia doctrina.

Así por ejemplo hoy se oye hablar del gobierno socialista de Michele Bachelet ¿?, del socialista Lagos. Se imaginan en un esquema socialista al Presidente de la República rindiéndole cuentas a los “patrones y empresarios”.Huelga señalar que ello es parte del programa de Gobierno de la Concertación, y ya sea en este o aquel “encuentro” los Presidentes concertacionistas han terminado explicando y tratando de complacer a los dueños del capital. Ello está referido por ejemplo a los seminarios ICARE y algún otro .A los dueños de su trabajo, a los asalariados no se les dan ni explicaciones ni conferencias. No es necesario, porque si éstos osan decir algo, les cae el peso de la ley.

El peso de la ley se traduce en la represión, en las amenazas y por cierto en entregar los temas a la “justicia”. En otras palabras se ha descubierto que es mejor que los jueces determinen si hay o no corrupción, si se puede o no repartir la píldora – problema por cierto trivial – y en fin si se puede exhibir una película. Este sistema de desparticipación, ora porque no perteneces a la elite, ora porque no te has acomodado en el sistema margina a miles de personas, y éstas pasan a ser importantes relativamente sólo en las elecciones. Tan es verdad lo dicho que una revista extranjera ha dicho que Chile tiene una democracia imperfecta, y en el rubro participación obtiene la peor nota.

La democracia es más que un sistema político, un modo de organizar la política, un modo de vida, un ideal. Históricamente se dijo que Chile era un país democrático porque había elecciones. Tuvo que perderse esa instancia y tratar de volver a ella para darnos cuenta de todas las falencias del sistema, y aún más soportar la corrupción que implicó la transición aún no terminada. Una corrupción que permitió que los que entraban al poder formal y los que salían hicieran una especie de pacto para hacer funcional al nuevo orden a lo que amanecía, un sistema al servicio, no ya de las personas sino que al de los grandes intereses de las grandes empresas transnacionales. Entonces las decisiones no se tomaban ya en la base del soberano sino en las oficinas de organismos en esencia antidemocráticos como el FMI, o Casa Piedra, o el seminario tal o cual. Lo allí conversado se aplica sí o sí, y al que no le guste mala suerte. Todo lo anterior apoyado por un Congreso en que los propios miembros solucionan, primero sus problemas, ej. remuneraciones y después si se puede los demás. Un caso paradigmático de aquello es la demora de más de doce años en promulgar la ley sobre el bosque nativo, que afectará sin duda intereses importantes.

La judicialización de la política.

Nunca en la historia de Chile habíamos presenciado como los poderes del Estado, incapaces de dar solución a los conflictos que genera la política buscan en el Poder Judicial resolverlos. Así, se amontonan las causas en el caso de los mapuches en la novena región con el argumento real por cierto, que allí se han cometido, se están cometiendo y se cometen actos ilícitos. Eso es indesmentible, pero todos sabemos que el “problema mapuche”, que ya rebasa nuestras fronteras, que tiene cabida incluso en foros internacionales, no se resuelve vía reprimir a quienes manifiestan su descontento, porque estamos frente a un grave problema político, fenómeno que se ha dado ya en otras latitudes y que es la emergencia de los pueblos originarios en los diversos continentes que reinvidican sus derechos que estiman fueron desconocidos y avasallados por el conquistador.

Hay otros problemas menores que se derivan también de las erróneas decisiones políticas, como por ejemplo en la explotación de los recursos naturales, en la emergencia de nueva situaciones que genera el desarrollo de la técnica, el agotamiento de los recursos vemos que la mayoría sino todos terminan buscando solución en los Tribunales. Esto es lo que ha dado en llamar la judicialización de la política o el gobierno de los jueces.

La corrupción

En un campo abonado del modo que se ha descrito hay bastante espacio para los aventureros de la política, para los oportunistas y se genera un espiral de corrupción que puede socavar las bases mismas de la institucionalidad.

Se sabe que la corrupción como una desviación de los intereses públicos hacia los privados es consustancial a la condición humana, Por ello no debe alarmar mayormente que de pronto algunos funcionarios públicos acepten el esquema y entren a un sistema o ideología de la corrupción. Pero cuando esta se empieza a transformar en una forma de vida, cuando se corrompe el elector y el elegido desde que éste entrega un voto por una dádiva o promesa y a su vez el político responde dentro del esquema corrupto significa que unos y otros aceptan el modo de vida de este modo generalizado y que evidentemente terminará por socavar el sistema democrático,

La corrupción con todo sirvió en Chile para echar a andar la transición democrática y tuvo algunas características que reseño a saber: aceptación de no investigar situaciones “complicadas”, aceptación de “venta” o entrega de activos del estado a la empresa privada, de las reglas de la Constitución del 80 con su sistema de democracia protegida, con parlamentarios designada, sistema binominal. En materia de derechos humanos transacción de algunos principios, y por cierto dejar en la más absoluta nebulosa los negocios de particulares que se enriquecieron a manos del estado chileno. Se cumplía de este modo la premisa de que la corrupción es también la forma como se relacionan las coaliciones o partidos entrantes con aquellos que dejan el poder formal en etapas de transición de un sistema autoritario o dictatorial a un democrático.


La circulación de las élites

Según Mosca , existe lo que el denomina la circulación de las élites, esto es que se reproducen en el sistema democrático, dejando para ello algunos espacios para que los que no pertenecen a la élite puedan ingresar a ella. De este modo los que mantienen el poder para decirlo de otra forma se reproducen y siempre van a estar a disposición para ejercer el poder formal.

En Chile este fenómeno ha tenido una fuerte presencia en veinte años de “democracia”, desde la protegida, la de los acuerdos y hasta la de la transición inacaba. Desde la Constitución del ochenta hasta la de Ricardo Lagos. Precisamente, este sistema de democracia protegida primero, de los acuerdos en medio de una transición que no terminaba nunca floreció una nueva elite política que ha brindado cargos en el Congreso Nacional a unas doscientas personas en veinte años, desde que los diputados y senadores han completado en algunos casos casi los veinte años de este proceso denominado “demócratico”. Por otro lado, los Alcaldes siguen el mismo camino y podrán algunos morirse en el cargo por cuanto algunos esfuerzos para limitar sus reelecciones han fracasado, precisamente porque en el Congreso no se le quiere dar la pasada a estos políticos de comunas que pueden amagar sus elecciones o reelecciones al estar más cerca de las masas.

Este sistema de circulación de las élites en Chile es casi de laboratorio si tomamos en consideración que ha habido otras decisiones que favorecen su reproducción y una nueva reproducción. Así por ejemplo, la calidad de ciudadano con derecho a sufragio se adquiere a los dieciocho años, edad absolutamente inmadura para saber que es lo más conveniente a una Nación, pero que favorece la reproducción de las élites.

Junto a lo anterior se está propugnando un sistema electoral de “inscripción automática” y voto voluntario. Alguien cree que un niño de dieciocho años va a concurrir a votar si nadie le compele a ello? Que las personas de la tercera edad concurrirán a a votar si no es obligatorio, que los campesinos que deben viajar en condiciones de extrema incomodidad concurrirán a las “votaciones?,y así vamos reproduciendo el esquema. En un padrón electoral numeroso con el cien por ciento de los ciudadanos inscritos se producirá una alta abstención lo que va a favorecer a las élites una vez más. Si a lo anterior agregamos que vivimos en una sociedad de consumo, en que sólo interesa comprar y consumir pero no participar el cuadro cada día ha de tornarse más y más antidemocrático. Todo lo anterior unido a una situación del país en que la educación no contempla la más básica educación cívica y tampoco ello importa a las élites. Con una cantidad de consumidores suficientes, que importan los ciudadanos.

Este fenómeno del consumo es tan grave que se puede apreciar por ejemplo cuando hay días feriados. De inmediato salen los “empresarios” a lamentarlo porque el “país pierde cantidades de millones de dólares”. Sólo importa aquello, y mientras se pueda vender y haya masa compradora estará funcionando la democracia. Cuando aquello decaiga estará en peligro, y las élites no podrán resolver este problema que ellos alientan día a día.

En ese contexto estaremos otra vez en una situación caótica producida por los “señores políticos”

Pues bien, esta es la “democracia en que vivimos”.


Hacia un nuevo totalitarismo o autoritarismo

Cuando el sistema democrático al menos en América latina debe recurrir en los foros internacionales, a saber organizaciones como la OEA, y ahora UNASUR a establecer las llamadas “cláusulas democráticas” que miran a defender a los sistemas; resulta claro que los llamados estados democráticos no están convencidos de la fortaleza de sus instituciones, las que evidentemente son débiles por los motivos que hemos enunciado en este trabajo. Sin embargo, ya en Honduras se dio un fenómeno curioso porque un gobierno democráticamente elegido fue desalojado por los militares en uso de las atribuciones que la propia Constitución de la República establecía. Ello no es más ni menos que el regreso a “los orígenes”, esto es a la fuerza militar que en los doscientos años de vida republicana de la mayoría de los países americanos articuló la vida de casi todas las naciones de este lado del mundo.

Como sabemos, siempre la solución militar ha estado a la puerta de los palacios de gobierno en situación de “crisis”. En Argentina, en Bolivia, Paraguay, Uruguay, Brasil, Bolivia y Chile por nombrar los más recientes, el golpe de estado ha venido a ordenar la casa cada vez que las élites no han podido solucionar los problemas básicos de una sociedad, cada vez que a los habitantes de una Nación para no denominarlos ciudadanos, se les ha negado el acceso a la cuota básica de poder, o en otras palabras, el sistema no ha sido capaz de procesar sus insumos. En este contexto, florece la desigualdad, la pobreza es mayoritaria y amparada en la democracia provoca la situación crítica. En ese momento todos miran a los militares los que terminan por seducirse y tomar el poder. Se cierra así el círculo y comienza a funcionar una nueva élite.

Ello trae autoritarismo y gobiernos de facto.

Así termina la democracia en que vivimos.


Puerto Montt, julio 2007 a julio 2010.











jueves, 7 de julio de 2011



¿Llegará al 2014?














Dibujo de Francisco Soto Alvial

miércoles, 6 de julio de 2011



¿Quiere ser senador? o seguirá administrando la ciudad de Puerto Montt? y a su Club de Fútbol ?





Dibujo de Francisco Soto Alvial