lunes, 7 de abril de 2008

LA REVOLUCION QUE VIENE . parte II -

La modernización implica en consecuencia, un avance es las instituciones políticas que sea capaz de absorber y canalizar los efectos de este fenómeno. En Chile específicamente, tal no ha ocurrido; más bien se observa una tendencia a volver al pasado en una serie de materias. Asi, por ejemplo se critica al sistema binominal de elecciones señalando que deja fuera de la competencia a grandes sectores del país. Pero a nadie se le ha ocurrido estudiar un sistema que junto con consolidar la modernización asegure la participación de todos. En este punto, también el sistema democrático pareciera que se transforma en un obstáculo a la modernización, si no se entiende que la democracia es mucho más que un gobierno de las mayorías.

En otras palabras la democracia debe propender a lograr dos objetivos principales para gobernar a que se refiere Madison en "The Federalist", (citado por Huntington en op. cit.), en primer lugar capacitar al gobierno para controlar a los gobernados, y en segundo lugar, obligarlo a controlarse a sí mismo. En este punto tenemos que referirnos forzosamente al valor libertad asociado al control o la disciplina, o de la autoridad. La carencia de autoridad deriva inevitablemente en desorden, deja a los gobiernos a merced de " intelectuales alienados, coroneles estrepitosos y estudiantes revoltosos" (Huntington , opo. cit.)

Otro problema que se aprecia en Chile es la falta de institucionalización post golpe de estado. Demás está decir que las instituciones se adaptan con mayor facilidad si son más antiguas. Esto es curioso, por cuanto pereciera que una institución joven es más facilmente adaptable. Otro tanto ocurre con las personas o las clases dirigentes, lo que llamamos la edad generacional. Huntington sobre el particular señala: " Cuanto más a menudo supera la organización el problema de la sucesión política y reemplaza un equipo de líderes por otro, mayor es su grado de institucionalización".

Loa anterior cobra importancia en los partidos políticos produciendo tensiones entre los dirigentes de la generación y la generación posterior que puede plantearse la posibilidad de toda una vida a la sombra de aquellos. En cuanto al gobierno, en Chile podríamos hablar de un cambio inter generacional. Aylwin por Frei, pero en los demás escaños el cambio no ha tenido lugar. Es más, los mismos que participaron en la caída democrática de 1973, salvo honrosas excepciones han liderado el proceso de transición democrática con las dificultades que ello ha acarreado.

En otras palabras, los mismos protagonistas de un fracaso tiene hoy la responsabilidad de rearmar un esquema democrático, crear las instituciones y hacerlas eficaces. Hasta el momento ello no se ha logrado. El problema que Chile arrastra es también la carencia de institucionalización. Ello apareja otras consecuencias lo que se refleja en primer lugar en las familias y demás agrupamientos sociales. A todo lo anterior es preciso añadir que los aspectos fundamentales de la cultura se han resentido por la irrupción de nuevas formas de "ver la vida", por una escalada furiosa del capitalismo, por el neoliberalismo y el triunfo casi definitivo del individualismo.

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