miércoles, 17 de octubre de 2012

DIGERIR EL PASADO

DIGERIR EL PASADO NOTAS A "LA REBELION DE LAS MASAS Los proyectos políticos y sociales, al decir de Ortega, gastan muchos esfuerzos, tiempo y recursos en enfrentarse con el pasado. De hecho, cometen un error básico que consiste en desconocer la historia Por ello, aboga por conocer a fondo de que se trata cada sociedad, y cual es su historia antes de pretender la modificación o el cambio. Expresa que es preciso que las generaciones que aspiran a gobernar, no só1o en el ámbito público sino en el privado, deben tener "mucho pasado a su espalda", contrariamente a 1o que vemos hoy en día, incluso en los avisos que ofrecen trabajo, donde la edad tope, con excepciones justificadas, no pasa de los treinta años. Por lo mismo es que el filósofo y ensayista español anticipó el fracaso de los fascismos y de los socialismos. Del comunismo explicaba que se lanzaban a hacer una revolución, que era idéntica en todo a las que la habían antecedido. Terminaba señalando que por lo mismo no era interesante lo acontecido en Rusia, ya que simplemente se trataba de una repetición constante de lugares comunes, incluso en las frases hechas, tales como "La revolución devora a sus propios hijos". Explica que quien aspira a una revolución debe partir por suprimir esos humildísimos lugares comunes. Lo mismo es aplicable al fascismo. Les falta a estos movimientos la huella de un pasado digerido, condición indispensable para corregirlo. Añade que con el pasado no se lucha cuerpo a cuerpo. Por lo mismo es que bolchevismo y fascismo son a la larga primitivismos. En Chile hemos vivido durante algunos años, que parecen suficientes, en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con nuestro pasado. Y no sólo con el de Pinochet. También nos hemos enfrentado con el de Allende, y el de Frei Montalva. Pero no para digerir los hechos. No para alimentamos, sino que para seguir con el hambre de suprimir un pasado que es imposible de arrancar, porque ya se verificó y existió. Estoy abogando por digerir todo aquello que hoy en Chile significa traba para avanzar. El autor a quien me he referido en este artículo decía que no se puede superar el liberalismo - que en su concepto había que superar - si se partía por declararse antiliberal, como en su tiempo lo hicieron, comunismo y fascismo. El liberalismo, termina a la larga por ser más vida que el antiliberalismo, o por decirlo de otra forma," es más vida que éste, como el cañón es más arma que la lanza". El pasado es ante todo revenant, siempre vuelve. Si se le echa retorna. Por eso lo más aconsejable es vivir con él. En otras palabras, para "vivir a la altura de los tiempos", es preciso convivir con el pasado, con conciencia de la coyuntura hístórica. Ortega termina su ensayo con esta palabras: “Europa no tiene remisi6n si su destino no es puesto en manos de gentes verdaderamente "¢ontemporáneas" que sientan bajo sí palpitar todo el subsuelo histórico, que conozcan la altitud presente de la vida y repugnen todo gesto arcaico y silvestre. Necesitamos de la historia integra para ver si logramos escapar de ella, no recaer en ella". Como el lector conoce, Europa en los años posteriores a lo escrito dio a luz una cruenta guerra, que culminó con la bomba atómica, y se prolongó en la guerra fría.

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