martes, 27 de febrero de 2007

LA PROVINCIA

Acá donde vivimos se puede ver el mar, y en las noches claras las estrellas y la luna. Aún se puede ver el verde de los bosques que no han sido arrasados y en ocasiones disfrutar de un buen salmón, un trozo de congrio o merluza, y mariscos. Lo digo casi con nostalgia porque al ritmo de sobreexplotación de nuestros recursos, estos escasearán. Claro, se hacen esfuerzos por conservarlos pero a veces la avidez de muchas empresas, que no sólo explotan al ser humano, amenaza con su desaparición. Me viene a la mente cada vez la historia del jibarito, poema canción de Hernández cada vez que observo el mercado del pueblo. Pienso que aquello del desarrollo a escala humana sigue siendo una tarea pendiente. Como diría Ricky Martin, una asignatura pendiente. Para marzo decimos en Chile. El punto es cuando llegará. Nos hicimos tantas ilusiones en los sesenta. Y tantas después de la dictadura. Hoy cuesta seguir creyendo porque nos separan, nos disgregan y nos hacen competir. En ella gana siempre el que tiene la sartén por el mango, y en ocasiones, muchas, la sartén y el mango. Se que son reflexiones duras y hasta tristes, pero valen en la medida que quieren contribuir a la revolución más importante, la de la conciencia. Los lectores entienden, de modo que hasta aquí llegamos en este día de febrero, al fin del mes mocho que sólo trae veintiocho.

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